20 agosto 2013

Los títeres de Mujeres con Alas ensayando "Tres pinguinos y un elefante marino"

Los títeres de Mujeres con Alas y otras ensayando la obra "Tres pinguinos y un elefante marino" de Waldemar Fontes

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El grupo de Títeres "Mujeres con Alas y otras" ensayando la obra de Waldemar Fontes, "Tres pingüinos y un elefante marino", que fue seleccionada para la Muestra Internacional de Teatro Perimetral 2013, (Uruguay).
Ensayo realizado en El Pinar, Uruguay, el 20 de agosto 2013

Actúan: 
Liliana González y Ana Lazo, como titireteras y escenografía
Carlos Krause, Música y canciones


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Ver más información en

Mujeres con Alas, Títeres

¿Cómo se puede conseguir el libro?

Para quienes quieran conseguir el libro, lo pueden pedir o encargar en cualquier librería de Uruguay,  lo distribuye GUSSI y es de Editorial RUMBO.


Lo puedes obtener en versión E-BOOK Kindle  


También lo puedes encontrar en la Librería Yenny en Bvrd España esquina Rambla del Perú, (Montevideo) teléfonos (598) 2711 6337   mail: lh@yenny.com.uy

Coordinar envío por mail a wfontes@montevideo.com.uy  

Contactos:teléfono 26962702-Anni. Teléfono 26988429-Lili


09 agosto 2013

PINGÜICHÍS

PINGÜICHÍS
Cuento de Raquel Silvetti 


Esta es la historia de un pingüino muy diferente a los demás... se llama Pingüichís y pronto sabrás por qué.
El viento antártico soplaba diferente a otros días, como anunciando el tan esperado nacimiento.
-Crac…crac…¡crash!
-Ya nació- dijo emocionado papá pingüino, después de haber incubado el huevo durante sesenta días. ¿Sabes? es tarea del pingüino empollar el huevo, mientras mamá sale en,  busca de alimento, para satisfacer el apetito del pequeño al nacer.
-Ya voy… ¡ya estoy ahí! -gritaba mamá pingüino acercándose lo más rápido con que sus torpes patas le permitían caminar. Al Acercarse al cascarón, el bebé asomó la cabeza y dijo algo muy extraño…
-Achís… ¡atchiiiis!
-¿ATCHIS?- exclamaron sus padres.
Claro, porque aunque te cueste creerlo, el bebé estaba resfriado y sus papás desconocían esa palabra tan rara que decía el pequeño.
-Bueno…te llamarás PINGÜICHÍS- dijo orgulloso papá, ante la curiosa mirada de la parentela que había asistido al nacimiento.
Una anciana pingüino dijo, que Pingüichís seria famoso porque había nacido en una noche de aurora polar verde. 
-Es hermoso, ¿verdad? Pequeño bebé, la aurora polar será tu madrina y te protegerá toda la vida- dijo mamá emocionada.
Muchas veces en la Antártica, por lo general en primavera y otoño, velos y chorros de luces multicolores cubren el cielo. Es un maravilloso espectáculo.
Pingüichís pronto se hizo personaje en la Antártida, su hogar, ya que era el único pingüino que decía: “achís…achís”. El pequeño polluelo paseaba cabalgando sobre las patas de su madre, abrigado por los pliegues de la tibia piel de la pancita de mamá. Qué afortunado, ¿no crees?
-Pingüichís, ¿quieres venir a jugar?- preguntaban los otros pingüinos.
-¿Puedo, mami?- preguntaba asomando la cabeza.
-Todavía no, pequeño travieso. Aún eres muy pequeño- respondía la mamá dándole piquitos.
Al cumplir las nueve semanas de edad, Pingüichís era un pingüino hermoso, regordete. Con su abrigo gris y el antifaz blanco alrededor de los ojos…era todo un muñeco. Sus padres se sentían orgullosos, porque ya entraría al Jardín “LOS PINGUIS”.
Ahora sí, papá y mamá podrían ir de pesca juntos, sabiendo que el pequeño quedaría en buenas manos. La maestra era un pingüino muy elegante, con resplandeciente pechera blanca y el resto del traje negro, como todos los adultos. Se encargaba de enseñarle a los polluelos muchas piruetas en la tierra, para que cuando fueran al mar estuvieran bien entrenados.
Esto le encantaba al pequeño Pingüichís, pero cuando la maestra comenzaba con el “sermón de los pingüinos”, Pingüichís se ponía a jugar con cualquier cosa.
Y es que era muy estricta con sus alumnos, cuando de aprender se trataba. Igual que lo debe de ser tu maestra ¿no?
Les hacía repetir todos los días:
1-Al ir a nadar, tenemos que mirar que no venga el leopardo marino, porque e nuestro enemigo.
2-En tierra, si divisamos un “skúa” (especie de gaviota), hay que correr a refugiarse. Es un ave muy mala que se come a los polluelos.
3-Nunca hay que acercarse a la aldea del animal que camina en do patas como nosotros y vuela en ajaros gigantes. No sabemos si es nuestro amigo.
Pingüichís, que se tomaba todo a risa- y eso no está muy bien- soñaba con volar como esas maravillosas aves gigantes.
Hacia intentos sí, subiéndose a una montaña de nieve y lanzándose al vacío pero… ¡plash!, caía de panza en el hielo.
-¿Qué comerán esas grandulonas para tener esos músculos tan poderosos?- se preguntaba el pequeño
Al ver regresar a sus padres corría hacia ellos, mamá traía muchos peces para la pancita de Pingüichís.
-Mami, ¿cuándo voy a poder pescar como ustedes?
-Aún eres pequeño, tienes muchas cosas que aprender. Cuando puedas vencer al viento al caminar, ya casi estarás listo.
Pingüichís pensaba entonces que tendría que ser casi tan grande como las aves grandulonas para ser más poderoso que el viento.
Los pingüinos y las focas no son enemigos y como Pingüichís era tan simpático, enseguida se hizo amigo de una foquita, quien pronto se convirtió en compinche de travesuras...
Un día sabiendo que todavía no estaba preparado para nadar, fue con Foquis, su amiga a darse un chapuzón. Cuando menos lo esperaban, una Orca, se acercó a ellos dispuesta a darse un banquete.
-Pin…Pin… ¡Pingüichís!- gritó desesperada Foquis.
-Pero ¿qué te pasa, está fría el agua para vos o tenès miedo que te reprendan?-se burló el pingüino.
Foquis hacia señas para que mirara hacia atrás. ¿Vos que hubieras hecho? Cuando Pingüichís se dio vuelta, quedó paralizado de miedo, si no fuera por su amiga que los sacó del agua a empujones, es día no contaban la historia.
Y qué reprimenda se llevó…
…..y te quedarás sin una posta de pescado hasta mañana- dijo furioso papá pingüino.
Y dejando caer una lágrima congelada por la mejilla, el polluelo se fue a dormir.
-Mami, papá está muy enojado conmigo, ya no me quiere, ¿verdad?
-No digas eso amor-contestó su mamá abrazándolo- siempre, siempre te vamos a querer.
-¿Promesa de pingüino?
-Promesa de pingüino-respondió su mamá frotando los picos.
Esa noche soñó que se comía un pez tan grande como esas aves extrañas que surcaban el cielo Antártico y que él tanto admiraba…
Un día se produjo gran alboroto en la colonia de los pingüinos, se rumoreaba que a pocos quilómetros de allí, se instalaría otra aldea de los animales con dos patas, dueños de las aves gigantes.
Pingüichís era muy juguetón, travieso y…bastante inquieto. …Como vos, que estás leyendo este cuento.
-¿Foquis, me acompañas a ver de dónde provienen las aves gigantes?, quiero saber qué comen para son tan fuertes y pueden volar. Han dicho algunos adultos, que atraviesan los océanos para llegar aquí.
-Nooooo…y ¿si nos quieren comer?
-Eres una miedosa como todas las niñas. Pero yo, soy un Pingüino Emperador, voy solo, que me importa. Cruzaré enormes océanos
Lucharé con monstruos y te aseguro que volveré volando como esas aves-protestó Pingüichís mientras se deslizaba por una montaña de hielo por una montaña de hielo.
-Comeré lo mismo que el ave gigante y volaré como ella- se decía el pingüinito patinando en el hielo para ir un poco más rápido.
El viento soplaba fuerte…fuerte. Pingüichís caminaba dos pasos y retrocedía tres. ¿Estaría pronto para vencer al viento?
-Qué despacio caminas ¡Si volaras llegarías más rápido!
-Y tú, ¿quién eres?-
-¿No ves? Soy un ave como tú y estoy dispuesta a enseñarte a volar. Claro, si tú quieres…
-Tienes toda la apariencia de ser un “skúa”, y te comes a los polluelos, me lo dijo mi maestra, por tanto…. ¡fuera!
-Te equivocas-decía el Skúa-tratando de confundirlo- si fuera así, ¿Te enseñaría a volar? Pero si tienes miedo, seguí tu camino, pájaro bobo.
-¿Pájaro bobo yo, pájaro bobo yo?-repetía Pingüichís. Para que sepas soy un Pingüino Emperador y pronto aprenderé a volar mejor que vos, gaviota fea.
Diciendo esto, se tiró de panza para deslizarse más rápido, ya que los pingüinos son muy torpes para caminar. El ave ofendida estaba dispuesta a lanzarse sobre el polluelo para comerlo…cuando sintió un ruido ensordecedor que hizo que huyera más rápido que ligero.
Un ave gigante de las que conocía Pingüichís, pasó sobre ellos despertando la admiración del pequeño quien entre tropezones y patinadas iba diciendo:
-Espera…espera…quiero ir contigooo
El pingüinito que ya sabía nadar, se zambulló en el océano para seguirla.
Nadó mucho para no perderla de vista, pero no sabía por qué, esta no le quiso siquiera escuchar. ¿Piensas que Pingüichís decidió regresar?
No, no de ninguna manera, siguió adelante mientras se decía:
-Seguramente encontraré a algún animal que me pueda guiar, tal vez encuentre otro pingüino o una foca y…si encuentro un monstruo
Mientras hablaba en voz alta pensaba en su familia, en Foquis. ¿Le perdonarían sus padres ésta travesura? Seguro que si “promesa de pingüino”.
El polluelo siguió al ave misteriosa hasta que al fin…encontró la aldea.
Pingüichís se acercó hasta un ave, era del mismo color que él, seguramente un pariente, pensó.
-Ey, soy Pingüichís, un ave como vos. Me gustaría saber que comes para ser tan fuerte y volar. Pero… ¿por qué no me miras?, ¿quieres ser mi amiga? ¿Sí? , ¿No? Bueno, si no respondes es que sí.
Entonces descubrió que junto al ave extraña, había un tanque con un líquido de olor fuerte. Pensó que eso sería el alimento mágico que tomaba el ave para volar.
-Voy a probar un poco, total tienes mucho.
Ay chicos, ¡ojalá nunca lo hubiera hecho!
Pingüichís se retorcía de dolor de panza y sentía que algo lo quemaba por dentro. Y…cayó como muerto.
Entonces salió de la Base Antártica, que así se llamaba la aldea, el dueño del ave gigante
-Qué extraño, una aurora polar verde. La última fue hace pocos días- comentó el aviador...
-¿Qué es esto?- dijo tropezando con el pequeño pingüino que yacía en el suelo.
Tomándolo en brazos lo llevó dentro de la Base. Ahí había un médico que se hizo cargo del paciente. Cuando Pingüichís se despertó,  se encontró rodeado por aquellos animales raros, que se llaman seres humanos y que le salvaron la vida.
El médico uruguayo dándole trocitos de pescado, le decía que nunca, pero nunca, tenía que tomar alimentos desconocidos.
-Bueno, pequeño-dijo el aviador-ahora que ya estás bien te voy a llevar a tu hogar. Aunque serías una simpática mascota, seguro que tu familia está preocupada. Enrique, el aviador, le regaló una gorra de lana, como símbolo de una nueva amistad.
Y en verdad, los padres de Pingüichís estaban desesperados ante la desaparición del polluelo.
-Hace pocos días hubo una aurora polar verde, estoy segura que está bien-comentaba la mamá.
Foquis había contado lo sucedido, ya había voluntarios para salir al rescate cuando…  De un ave gigante descendió sonriente Pingüichís, luciendo la gorra de lana.
-No te dije Foquis, ¿que vendría volando?-exclamó el pingüinito mientras corría hacia sus padres que entre rezongos y piquitos, abrazaron al pequeño
-Están muy enojados y ya no me quieren, ¿verdad?
-La promesa de pingüino es querernos toda la vida, hijo-respondió el papá. Pero espero que hayas aprendido una lección
Pingüichís comprendió que todavía no podía vencer al viento y que además nunca podría volar porque los pingüinos no vuelan.
Pero se conformaba con pasear en el avión Hércules de su nuevo amigo Enrique, que lo traía a casa cuando iba a visitar a sus amigos uruguayos en la Base Antártica “Artigas”. 

FIN
Esta obra ha sido el primer cuento para niños, escrito por una autora uruguaya, ambientado en la Antártida y con personajes que relatan la vida en las bases de nuestro país en el Continente Helado.   En 2007, coincidiendo con el Año Polar Internacional 2007-2008, el cuento fue grabado con la voz de su autora e incluido en el disco "Antártida un sentimiento. Uruguay canta, recita y compone" editado por el programa radial Proyección a la Antártida del prof. Roberto Bardecio, con el apoyo del SODRE.

¿Quieres escuchar el cuento?

 


Raquel Silvetti

Acerca de la autora

Raquel Silvetti
Es Educadora Preescolar, Narradora Oral Escénica, Escritora de cuentos infantiles.
Coordina el programa "La escuela y la biblioteca : un cuento nos une" en Biblioteca Nacional Uruguay.  Este proyecto, visita escuelas urbanas y rurales de todo el país, difundiendo un concurso de cuentos y fomentando la lectura por placer en niños y docentes.
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03 junio 2013

Muestra de fotografías de la Antártida, de Gabriela Rufener


CdF Fotogalería Parque Rodó, Rambla Wilson y Pablo de María (Montevideo, Uruguay)
del 7 de junio al 23 de julio 2013


  • La muestra

    Según el Protocolo de Protección Ambiental que regula las actividades a desarrollar en el continente helado, “la Antártida es una reserva natural consagrada a la paz y a la ciencia”.
    Esto implica que todas las tareas que allí se realicen siempre deberán tender a la protección y preservación del medio ambiente.
    Los valores estéticos de la Antártida son en sí mismos un bien a proteger, pues forman parte de un patrimonio intangible que merece ser conocido y preservado.
    Este espíritu también es reflejado en el Reglamento de Organización y Funcionamiento del Instituto Antártico Uruguayo, que establece: “Participar en tareas de difusión de las actividades antárticas nacionales, a través de exposiciones, programas de comunicación masiva, actividades literarias, artísticas, publicaciones, distribución de información u otras, relacionadas con este cometido”.
    La muestra de fotografías de Gabriela Rufener cumple una función integradora y contribuye a la exaltación de los valores estéticos de la Antártida, reuniendo imágenes de la vida silvestre y de la actividad humana del pasado y del presente, transmitiendo así a las generaciones futuras un legado que, de otra manera, se perdería.

    La autora

    La fotógrafa Gabriela Rufener en el año 2009 realizó una exposición en el Shopping Tres Cruces que fue visitada por miles de personas. La muestra de panorámicas de Uruguay posteriormente quedó en exposición permanente en la sala de Prensa del Ministerio de Turismo.
    Sus fotografías fueron escogidas para ilustrar fascículos del diario El País y textos escolares de Editorial Santillana.
    Fue ganadora del primer premio en el concurso fotográfico Arte, Ciencia y Corazón, año 2011, en Buenos Aires, Argentina.
    La OPTEC, en el marco de sus veinte años, le otorgó mención de honor en Lo mejor está por verse.
    Una foto suya fue seleccionada para participar en el tercer festival de Tiradentes, Brasil.
    En 2012 viajó a la Antártida para fotografiar el continente blanco. Varias imágenes de este trabajo se utilizaron en un spot televisivo de Antel y en dos libros sobre Uruguay.

    “Crecí con las revistas de la National Geographic en la biblioteca de mi casa, que me inspiraban ya siendo una niña.
    En el año 2009 estaba mirando la tele cuando vi una nota sobre la Base Artigas y quise crear un proyecto con la intención de difundir el trabajo en ese lugar. La oportunidad de realizar ese viaje fue única. Éste es un resumen de diecisiete días y cientos de fotos”.

21 marzo 2013

Poesías escritas en la Antártida



En este tríptico se pueden leer poemas inspirados en la Antártida, escritos por Carlos Odera, Wilder Acosta, Walter Monzón, Fernanda Silvera y Waldemar Fontes.

¿Los quieres leer? Te invitamos a descargarlo desde aquí

En 2009, los integrantes de la Dotación Antarkos 25, participaron del Primer Día de Lectura de Poesías en la Antártida, realizado el 16 de octubre en la Base Bellingshausen (Rusia).   En esa ocasión, se presentaron varios poemas, escritos especialmente para la ocasión y se leyeron también poesías de autores uruguayos, referidas a la Antártida.



Dice en el Blog de Antarkos 25, "Descubrimos entre nosotros a varios poetas, quienes con la colaboración de todos en la base, mejoraron sus composiciones y su expresión para leerlos".

fuente: Antarkos 25 - Base Científica Antártica Artigas - Uruguay